TEMORES INFUNDADOS SOBRE LA LACTANCIA

La lactancia, además de asegurar nutrición óptima para tu bebé ayuda a crear un vínculo estrecho.  Las mujeres lactantes producen hormonas que promueven esta conexión a través del contacto físico que deriva en el cobijo emocional, el bebé está pegado, literalmente, al corazón de mamá. 

Existen, sin embargo, algunas creencias sobre la lactancia que, sobre todo en madres primerizas, podrían hacerlas desistir de esta maravillosa vivencia. 

1. Amamantar no es práctico.  Al contrario, amamantar es conveniente y fácil además de económico. 

2. Amamantar es doloroso. Normalmente amamantar es cómodo y placentero para las mujeres. Algunas mujeres desarrollan dolor en los pezones durante los primeros días de lactancia, pero esto se puede evitar colocando al bebé en la posición correcta. Tal vez escuches que a veces los bebés muerden cuando lactan, pero no es así, cuando el bebé succiona, su lengua cubre la encía y los dientes inferiores, lo que impide morder. Son embargo, algunos bebés muerden ocasionalmente acercándose el final de la lactancia, generalmente durante la dentición, muchos aprenden (en lactancias prolongadas) a no hacerlo. 

3. Amamantar es vergonzoso. Producir leche es una función natural de la mujer, y aunque existe el paradigma de que lactar a tu bebé es un acto que debería hacerse en privado, muchas mujeres descubrimos que con un poco de tiempo y experiencia se puede hacer en cualquier lugar de manera cómoda y discreta. 

4. Amamantar te obligará a quedarte en casa. De hecho, puedes llevar a tu bebé contigo siempre. 

5. Tendrás que dejar de amamantar cuando vuelvas al trabajo. Hoy en día, hay cada vez más mujeres que combinan la maternidad, la lactancia y el trabajo, y es gracias a los recientes avances en los equipos de extracción y almacenamiento de leche. Tener un bebé saludable es particularmente importante para una mamá que trabaja fuera de casa, y los bebés amamantados se enferman con mucho menos frecuencia. 

6. Amamantar estropeará la forma de tus senos. Normalmente, el embarazo hace que los senos crezcan y que, en ocasiones, desarrollen estrías. Durante los primeros meses de la lactancia, las mujeres con senos de tamaño normal o mediano pueden notar un aumento. A medida que el bebé lacta con menor frecuencia, la mayoría de las mujeres sienten que el tamaño de sus senos se reduce. Durante el destete, pudieran lucir aún más pequeños y algo caídos, sin embargo, durante los siguientes seis meses recuperan su tamaño y forma usuales.  A las mujeres que amamantan, no se les caen los pechos más que a las mujeres que alimentan con biberón. 

7. Quizá tu leche no sea suficiente para tu bebé. Este es un mito común que incluso algunos pediatras comentan en consulta. Se ha creído que la dieta, el tamaño de los senos o el temperamento de la madre influyan en que la producción de leche no sea la adecuada. Lo cierto es que ninguno de estos factores afecta la cantidad de leche que se produce, esta depende de la frecuencia con la que amamantes y la habilidad que desarrollen juntos tú y tu bebé para encontrar el ritmo perfecto para lactar. Y lo básico es la CALIDAD de la leche materna, que rara, muy rara vez es un problema. 

Asi que ya lo sabes, además de todo, amamantar simplifica la vida considerablemente aunque no siempre es fácil e implica dedicación, tiempo y energía.